Lavar bien la calabaza, secar y cortar (sin pelar) en rodajas finas un máximo de 2-3 mm de grosor (usar un cuchillo afilado o una mandolina). Reservar las semillas (las usaremos para la fritura).
Rebosar las rodajas de calabaza con la harina, sacudir en exceso y freír en el aceite caliente a unos 170-180 °C hasta que los chips queden bien dorados y crujientes.
Apartar y escurrir sobre papel de cocina. Freír a continuación las semillas de calabaza reservadas, dejando que se doren. Nuevamente, apartar y escurrir.
Mezclar la calabaza frita con las semillas. Aderezar con la sal, la guindilla y un poco de pimienta al gusto. Servir los chips calientes al momento, como entrante o con el aperitivo.